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20 septiembre, 2024 - Lectura 3 minutos.
20 septiembre, 2024 - Lectura 3 minutos.
Autolab / Básicos
El sistema de frenos es, sin duda, uno de los componentes más importantes de cualquier carro. Cuando presionas el pedal de freno y escuchas un sonido agudo, similar a uñas raspando una pizarra, es mucho más que una simple molestia. Este sonido es una advertencia clara de que algo no está funcionando correctamente y, por lo tanto, requiere atención inmediata. Ignorar este tipo de ruido podría comprometer tu seguridad, además de causar daños más graves y costosos en el futuro.
El sistema de frenos de un carro tiene como función principal detener el vehículo de manera eficiente y segura. Para lograr esto, depende de la fricción que se genera entre las pastillas de freno y el rotor en los frenos de disco, o entre las zapatas y el tambor en los frenos de tambor. Esta fricción es la que detiene las ruedas y, en última instancia, el carro. Sin embargo, con el tiempo, los componentes del sistema de frenos se desgastan y empiezan a mostrar signos que no se deben ignorar.
Uno de los indicios más comunes de que algo no anda bien en el sistema de frenos es ese sonido agudo que aparece cuando frenas. Aunque pueda parecer algo inofensivo, este chirrido indica que las pastillas o las zapatas de freno están en mal estado y necesitan ser reemplazadas.
El sonido agudo que escuchas al frenar generalmente es causado por el desgaste de las pastillas de freno. Las pastillas están hechas de un material especial que genera fricción con el rotor para detener el carro. Sin embargo, con el uso constante, este material de fricción se va consumiendo. Cuando las pastillas de freno se desgastan demasiado, las partes metálicas que sostienen el material comienzan a rozar directamente contra el rotor, produciendo ese ruido tan característico y desagradable.
En términos más simples, es como si estuvieras raspando dos piezas de metal entre sí. Este tipo de desgaste no solo causa el ruido, sino que también puede dañar gravemente el rotor, lo que llevaría a reparaciones mucho más costosas. Por eso, es crucial atender este problema lo antes posible.
Imagina que conduces en Bogotá, en medio del tráfico, y escuchas ese ruido al frenar. Si decides ignorarlo, las consecuencias no tardarán en aparecer: al seguir conduciendo sin reemplazar las pastillas de freno, podrías terminar dañando no solo el rotor, sino también otros componentes del sistema, lo que te costaría mucho más en términos de reparaciones.
imagen: Despiece campana frenos de tambor
En algunos vehículos, especialmente los más antiguos o de menor tamaño, se utilizan frenos de tambor en lugar de frenos de disco en las ruedas traseras. En este tipo de sistema, el ruido también puede aparecer debido al desgaste de las zapatas de freno, que funcionan de manera similar a las pastillas. Estas zapatas presionan el tambor para generar fricción y detener el carro. Al igual que las pastillas, las zapatas se desgastan con el tiempo y, cuando esto sucede, es común que empiecen a emitir un sonido agudo.
Si bien el principio de funcionamiento entre frenos de disco y de tambor es diferente, ambos sistemas dependen de la fricción para detener el vehículo. Cuando uno de estos componentes se desgasta, ya sea en los frenos de disco o en los de tambor, es vital reemplazarlos lo antes posible para evitar problemas más serios.
Aunque el desgaste de las pastillas o zapatas es la razón más frecuente, no es la única. También existen otros factores que pueden generar ese sonido molesto, como la acumulación de polvo o suciedad en el sistema de frenos, problemas en los rotores, o incluso la falta de lubricación en ciertos puntos clave del sistema. La combinación de estos factores puede intensificar el chirrido, haciendo que sea más difícil de ignorar.
Un ejemplo típico es cuando conduces por caminos con mucho polvo o arena. Este tipo de suciedad puede infiltrarse en los frenos y generar un chirrido pasajero. En otras ocasiones, si los rotores están deformados o rayados, pueden generar fricción desigual, lo que también produce sonidos inusuales al frenar.
Entender el funcionamiento de los sistemas de frenos no solo nos ayuda a comprender cómo detener el carro, sino también a identificar posibles problemas que puedan surgir con el tiempo. Existen dos tipos principales de sistemas de frenos: frenos de disco y frenos de tambor. Ambos trabajan bajo el mismo principio básico, que es generar fricción para detener el vehículo, pero lo hacen de formas diferentes. A continuación, veremos en detalle cómo funciona cada uno y qué diferencias existen entre ellos.
Imagen: Freno de Disco de un Automóvil
Los frenos de disco son los más comunes en los carros modernos, especialmente en las llantas delanteras, aunque algunos modelos más recientes también los incluyen en las traseras. Su funcionamiento es sencillo pero muy eficiente. Cuando pisas el pedal del freno, el sistema hidráulico transmite presión al líquido de frenos, lo que hace que las pastillas de freno se presionen contra el rotor, que es un disco de metal que gira junto con la rueda.
El contacto entre las pastillas y el rotor genera fricción, que es lo que finalmente reduce la velocidad del carro o lo detiene por completo. Este tipo de freno es muy eficiente porque disipa mejor el calor generado durante el frenado, lo que lo hace más adecuado para condiciones exigentes, como descensos prolongados o frenadas bruscas. Además, son más efectivos en situaciones de lluvia, ya que el diseño del disco permite que el agua se expulse más fácilmente, manteniendo su capacidad de frenado.
Ejemplo práctico: Imagina que conduces en una carretera montañosa en Colombia, donde los descensos son frecuentes. Los frenos de disco te darán una mayor seguridad, ya que están diseñados para soportar el calor que se genera cuando usas los frenos repetidamente, evitando el «fading» o pérdida de efectividad que ocurre cuando los frenos se sobrecalientan.
Imagen: Freno de Tambor
Aunque los frenos de tambor se ven cada vez menos en los carros nuevos, siguen siendo comunes en vehículos más antiguos y en las llantas traseras de algunos modelos económicos. Este sistema también depende de la fricción, pero su funcionamiento es un poco diferente. En lugar de un rotor y pastillas, los frenos de tambor tienen un tambor de metal que gira junto con la rueda. Cuando se acciona el freno, las zapatas de freno se expanden hacia afuera y presionan contra las paredes internas del tambor, creando la fricción necesaria para reducir la velocidad del carro.
Una desventaja de los frenos de tambor es que no disipan el calor tan eficientemente como los frenos de disco. Al acumularse el calor, se incrementa la posibilidad de pérdida de eficacia, especialmente durante descensos prolongados o en situaciones donde se necesite frenar de manera continua. Sin embargo, son menos costosos de fabricar y mantener, por lo que algunos vehículos económicos todavía los utilizan en las llantas traseras.
Ejemplo práctico: Supón que conduces un carro más antiguo por las calles de Bogotá o Medellín. Aunque los frenos de tambor en las llantas traseras pueden funcionar adecuadamente en la mayoría de las situaciones, en una emergencia donde se necesiten varias frenadas bruscas, es probable que sientas una disminución en la capacidad de frenado debido al calor acumulado en los tambores.
Cuando las pastillas de freno se desgastan completamente, el metal de las pinzas comienza a hacer contacto directo con el rotor, lo que no solo genera un ruido de rechinamiento, sino que también puede dañar gravemente los rotores. En este punto, ya no solo se trata de cambiar las pastillas, sino de tener que rectificar o incluso reemplazar los rotores, lo que eleva significativamente el costo de la reparación.
Además, si el problema se ignora durante mucho tiempo, los frenos podrían fallar en situaciones críticas, comprometiendo gravemente tu seguridad y la de quienes te rodean. Por eso, al primer indicio de chirrido, lo más recomendable es acudir a un especialista para que revise el sistema de frenos.
Es importante tener en cuenta algunos factores adicionales que pueden hacer que los frenos chirríen ocasionalmente. Por ejemplo, los frenos tienden a chirriar más cuando están calientes, ya sea porque has conducido en un terreno montañoso o porque has sometido el sistema de frenos a mucho esfuerzo. También es común que las pastillas de freno de alto rendimiento, como las carbometálicas, generen más ruido debido a su composición.
En cualquier caso, aunque un chirrido ocasional puede no ser motivo de preocupación, si se vuelve constante, debes actuar de inmediato. La inspección oportuna puede evitar que un problema menor se convierta en una reparación costosa.
Si tu carro presenta alguno de estos síntomas, lo mejor es llevarlo a una revisión profesional cuanto antes. En Autolab, contamos con un equipo de expertos que pueden diagnosticar el problema de los frenos de tu carro y ofrecerte una solución rápida y segura. No esperes a que el problema empeore. Agenda una cita ahora para la revisión de tus frenos y asegura tu tranquilidad y la de tus seres queridos en la vía. Visita www.autolab.com.co y mantén tu carro en perfecto estado.
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