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10 octubre, 2024 - Lectura 3 minutos.
10 octubre, 2024 - Lectura 3 minutos.
Autolab / Guías
La limpieza del sistema de refrigeración es una parte crucial del mantenimiento programado de todos los vehículos. Este procedimiento, que generalmente se realiza cada dos o cuatro años dependiendo del tipo de vehículo, es esencial para mantener el motor en buen estado y evitar problemas mayores. Vamos a profundizar en las razones y el procedimiento adecuado para llevar a cabo esta tarea.
El radiador juega un papel fundamental en la regulación de la temperatura del motor. Si el motor no se mantiene frío, puede sobrecalentarse, lo que podría llevar a reparaciones costosas e incluso a daños permanentes en el motor. El sobrecalentamiento puede provocar una junta de culata quemada o cilindros deformados, problemas que a menudo requieren una reconstrucción completa del motor. Mantener el sistema de refrigeración limpio ayuda a prevenir estos problemas al asegurar que el radiador y otros componentes del sistema funcionen de manera eficiente.
El sistema de refrigeración también ayuda a mantener la lubricación del motor. Un motor que funciona a una temperatura adecuada permite que el aceite lubrique todas las partes móviles eficientemente. Si el motor se sobrecalienta, el aceite puede perder sus propiedades de lubricación, lo que aumenta la fricción y el desgaste de las piezas internas.
Realizar la limpieza del sistema de refrigeración en casa es posible con algo de paciencia y conocimientos básicos. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que si tu vehículo tiene fugas de refrigerante o si notas que el motor se está sobrecalentando, no deberías intentar limpiar el radiador. En estos casos, el sistema debe ser revisado y reparado por un profesional antes de proceder con la limpieza.
Nota: Siempre comienza con el vehículo frío. No abras el sistema de refrigeración en un vehículo caliente, ya que podrías sufrir lesiones graves. Deja el vehículo en reposo durante al menos dos horas para que se enfríe lo suficiente como para trabajar en él de manera segura.
Paso 1: Localiza el Radiador Abre el capó del vehículo y localiza el radiador en el compartimiento del motor. El radiador generalmente se encuentra en la parte frontal del motor, detrás de la rejilla delantera. Su función principal es transferir el calor del refrigerante que circula por su interior hacia el aire exterior, enfriando así el refrigerante antes de que vuelva al motor.
Paso 2: Accede al Tubo de Drenaje Localiza la parte inferior del radiador, donde encontrarás el tubo de drenaje o grifo. Puede ser necesario quitar los protectores contra salpicaduras para acceder al tubo de drenaje. Utiliza un destornillador si es necesario. Estos protectores contra salpicaduras están diseñados para evitar que la suciedad y los escombros entren en el compartimiento del motor y dañen los componentes.
Consejo: Levanta la parte delantera del vehículo con un gato de suelo y asegúralo con soportes para facilitar el acceso al tubo de drenaje. Consulta el manual del propietario para levantar el vehículo de forma adecuada y segura. Elevar el vehículo también te dará más espacio para maniobrar y trabajar cómodamente.
Paso 3: Afloja el Pico de Drenaje Coloca una bandeja o un balde de drenaje debajo del vehículo antes de abrir el pico de drenaje. Si no puedes aflojar esta pieza con la mano, utiliza un par de alicates. Quita también la tapa del radiador para permitir que el refrigerante se drene más rápido. Al abrir la tapa del radiador, permites que entre aire en el sistema, lo que acelera el proceso de drenaje.
Paso 4: Vacía el Refrigerante Deja que todo el refrigerante se drene en el recipiente o balde de drenaje. No permitas que el refrigerante gotee al suelo, ya que es tóxico para el medio ambiente. Si se derrama, coloca arena para gatos sobre el derrame para absorberlo y luego límpialo con un recogedor. La arena para gatos es altamente absorbente y puede neutralizar el derrame, facilitando su limpieza y evitando daños al medio ambiente.
Paso 5: Llena con Agua Destilada Una vez drenado el refrigerante, cierra la llave de paso y llena el sistema de enfriamiento con agua destilada. El agua destilada no contiene minerales ni impurezas que podrían acumularse en el sistema de refrigeración. Vuelve a colocar la tapa del radiador, arranca el motor y deja que funcione durante aproximadamente 5 minutos. Esto permitirá que el agua destilada circule por el sistema y enjuague cualquier residuo de refrigerante.
Paso 6: Verifica la Presión del Sistema Apaga el vehículo y aprieta la manguera superior del radiador para verificar si el sistema se ha presurizado. No abras la tapa si la manguera está presurizada y rígida. Espera entre 15 y 20 minutos antes de abrir la tapa si tienes dudas. Este paso es crucial para evitar quemaduras por el líquido caliente bajo presión.
Paso 7: Vacía el Agua Destilada Abre nuevamente la llave de paso y la tapa del radiador para drenar el agua destilada. Repite este proceso 2 o 3 veces para eliminar completamente el refrigerante viejo del sistema. Este proceso de enjuague asegura que todos los residuos del refrigerante viejo sean removidos, dejando el sistema limpio y listo para el refrigerante nuevo.
Paso 8: Desecha el Refrigerante Usado Vierte el refrigerante y el agua drenada en un cubo de cinco galones con tapa segura y llévalo a un centro de reciclaje para su eliminación adecuada. No deseches el refrigerante en el suelo ni en el sistema de alcantarillado, ya que es tóxico y puede contaminar el agua.
Paso 9: Llena con Refrigerante Nuevo Llena el sistema de enfriamiento con el refrigerante específico para tu vehículo. Deja el tapón del radiador fuera y enciende el vehículo. Esto permite que el refrigerante nuevo circule y expulse cualquier burbuja de aire atrapada en el sistema.
Consejo: No mezcles diferentes tipos de refrigerante. Los vehículos más antiguos suelen usar refrigerante verde, mientras que los más nuevos pueden requerir formulaciones específicas. Mezclar diferentes tipos de refrigerante puede causar reacciones químicas que dañen los componentes del sistema de enfriamiento.
Paso 10: Circula el Refrigerante Nuevo Ajusta el calentador a su nivel más alto para permitir que el refrigerante nuevo circule por todo el sistema. Mantén el vehículo en ralentí a 1500 RPM durante varios minutos para alcanzar la temperatura normal de funcionamiento. Esto asegura que el refrigerante llegue a todas las partes del motor y del sistema de calefacción.
Paso 11: Purga el Aire del Sistema Mientras el vehículo se calienta, el aire se purgará del sistema de enfriamiento y saldrá por el tapón del radiador. Monitorea el indicador de temperatura para asegurarte de que no se sobrecaliente. Si la temperatura sube, apaga el vehículo y deja que se enfríe antes de continuar. Es probable que una bolsa de aire esté intentando salir. Después de que se enfríe, enciende el vehículo nuevamente y continúa permitiendo que el aire se purgue del sistema de enfriamiento.
Paso 12: Completa el Nivel del Refrigerante Cuando estés seguro de que todo el aire ha salido del sistema, completa el nivel del refrigerante y asegura el tapón del radiador. Reinstala los protectores contra salpicaduras y baja el vehículo de los soportes. Limpia tus materiales y realiza una prueba de manejo para verificar que el vehículo no se sobrecaliente.
Consejo: Verifica el nivel del refrigerante a la mañana siguiente antes de encender el vehículo. Completa el nivel si es necesario. Es posible que quede algo de aire en el sistema que se haya movido a la parte superior del radiador durante la noche.
Los fabricantes de vehículos recomiendan purgar el radiador al menos cada dos años o cada 40,000 a 60,000 kilómetros. Este mantenimiento regular es esencial para evitar el sobrecalentamiento y mantener el sistema de radiador funcionando de manera eficiente. Si sospechas que tu motor se está sobrecalentando, consulta a un mecánico certificado en Autolab para una inspección detallada.
Lavar el radiador adecuadamente ayuda a prevenir la acumulación de suciedad y sedimentos, asegurando que tu vehículo funcione sin problemas y evitando reparaciones costosas en el futuro. Mantener el sistema de refrigeración en buen estado no solo prolonga la vida útil del motor, sino que también mejora el rendimiento y la eficiencia del vehículo. Realizar este mantenimiento de manera regular es una inversión en la salud a largo plazo de tu carro.
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